Exposición “Arte, Vida y Geometría” / ver todas las obras
“Ventana N.Y”
(pintura s/tela)
“Arte, Vida y Geometría” Exposición Individual
Centro Cultural Recoleta, Sala J
Buenos Aires, Argentina 2011
“Homeless”
(video)
“Arte, Vida y Geometría” Exposición Individual
Centro Cultural Recoleta, Sala J
Buenos Aires, Argentina 2011
“Aeropuerto”
(video)
“Arte, Vida y Geometría” Exposición Individual
Centro Cultural Recoleta, Sala J
Buenos Aires, Argentina 2011
“Conversación”
(fotografía digital)
“Arte, vida y Geometría” Exposición individual
Centro Cultural Recoleta, Sala J
Buenos Aires, Argentina 2011
“Animación”
(video)
00:03:00
Idea y realización: Maria Luz Gil
Cámara: Daniela Muttis
Edición de video: Alejandro Sverdlik
“Arte, vida y Geometría” Exposición individual
Centro Cultural Recoleta, Sala J
Buenos Aires, Argentina 2011
Arte, Vida y Geometría
Las tres palabras invocadas por María Luz Gil resumen la historia del arte del siglo XX. Un arte que, renegando de su función tradicional de representar el mundo, recurrió a dos estrategias, en apariencia contrapuestas: la vida y la geometría. En el primer caso, interviniendo con sus acciones en el campo de la realidad social, o apropiándose de sus objetos. En el segundo, huyendo de las apariencias visuales para aludir a verdades de órdenes más profundos. El tiempo demostró que no se trataba de caminos tan divergentes. En los 60, el arte Pop y el Minimalismo, como respuestas complementarias a un mismo contexto de producción masiva y cultura de consumo, echaron por tierra la antigua distinción entre lo referencial y lo abstracto. ¿A qué orden pertenece, por ejemplo, el logo geométrico de una marca? La pregunta se torna irrelevante en un mundo donde la imagen, más que representar la realidad, la constituye. En las obras de aquellos artistas, la imagen apropiada funcionaba como patrón de un diseño mecánico o serial, que aludía directamente a los modos de producción social.
Desarticulada esta falsa polaridad, surgió un tercer término, que había estado reprimido: el cuerpo. Las artistas mujeres cobraron especial protagonismo en este proceso. Es en la herencia precisa de esta encrucijada del arte contemporáneo desde donde puede leerse la obra de María Luz Gil. Hablo de lectura porque la artista no trabaja desde estrategias citacionistas, sino desde la intuición. La geometría y el color no son para ella simples procedimientos para crear imágenes, sino el vehículo de ordenamientos, siempre provisorios, que reflejan un modo de relacionarse con el mundo. Es por esta razón que rara vez veremos cuadros abstractos presentados de manera autónoma, sino como una suerte de versión propia, o de intervención, en lo real, real atestiguado a menudo por una fotografía. En una performance, la artista en persona ensaya sucesivas disposiciones de elementos, sin conformarse con ninguna. El tono humorístico aleja esta pieza de aquellas acciones monótonas de los artistas conceptuales, y la acerca a un autorretrato. En un juego de identidad y alteridad, María Luz Gil descubrió en un personaje callejero de Nueva York un modo parecido de vivir. El traveling que recorre un aeropuerto, en cambio, carece de toda temporalidad narrativa: es el mero discurrir de un “no lugar”. En él, aparecen cuadros insertos digitalmente. En ese espacio carente toda singularidad, de toda memoria, donde la geometría suele oficiar de decoración elegante e inocua, la intromisión de la artista genera los únicos cortes, las únicas suspensiones, en esa trama homogénea que parece repeler toda presencia subjetiva.
Valeria González
Universidad de Buenos Aires